Hace 100 años, el 27 de octubre de 1922, nació en Rubio el paisano Carlos Andrés Pérez Rodríguez, (CAP) un andino que marcó la historia de Venezuela con dos Visiones y una particular manera de gobernar.
La primera presidencia la ejerció en el periodo
1974 -1979 como lo estipula el modelo de estado federal de poder centralizado e
Ilimitado en el gobierno y la influencia de la abundante renta petrolera; con
su particular visión, dio continuación al desarrollo económico que se venía
gestando en el país petrolero más importante del continente, y así, mejoró en
su quinquenio los índices de asistencia médica, la educación nacional e impulsó fuertemente la internacional, siendo evidente su famoso Plan de Becas Gran Mariscal
Ayacucho, aumentaron las tasas de crecimiento macroeconómico, la
electrificación, la comunicación vial, también obtuvo paridad cambiaria, estabilidad económica, inversiones nacionales y extranjeras, altamente satisfactorias.
La segunda presidencia la ejerció en el periodo 1989 – 1993, con un país en el que se manifestaba la decadencia del modelo centralista, marcado por el quiebre histórico que significó el viernes negro del año 83, señales claras de un proceso de deterioro que venían marcando los indicadores de pobreza que informaban lo que no estaba funcionando y presagiando con nubarrones sobre la democracia, en que se debería hacer algo al respecto.
Allí emerge el otro CAP, el del GRAN VIRAJE, que
impulsó de frente y dando la cara las poco conocidas recomendaciones de la
COPRE referidas a que eran espinosos temas para los partidos políticos en:
descentralización del poder y mayor participación política de la sociedad,
municipalización, reformas al poder judicial y el Estado en la búsqueda de una
nueva estrategia económica.
CAP como un buen estadista, asumió las
propuestas y visualizó su Venezuela modernizada con los tres poderes impulsores
de la sociedad asentados en las regiones: el Poder Político-territorial
para que los venezolanos eligieran en el sitio y no en Caracas a sus
gobernadores y alcaldes, además de la Municipalización y fortalecimiento de Alcaldías,
el Poder Económico al impulsar fuertemente la
regionalización de la economía con la industrialización en el sitio de origen
de las materias primas, con facilidad para el acceso al capital, a la tierra,
con amplias garantías a la libertad y derechos económicos, a la propiedad
privada y al libre comercio para generar
riqueza en la familia venezolana y el Poder Educativo e investigativo para transmitir
localmente los conocimientos requeridos para estos procesos a la población de
emprendedores emergentes; sin embargo, a pesar de su conocida energía y
determinación, no logro el cometido, aunque si su reivindicación histórica como
visionario, demócrata cabal y único en su resiliencia.
En mi modesta manera de entender el proceso que culminó con su defenestración, su principal error fue sobrellevar su proyecto,
solo, confiado en el inmenso poder que tenía como presidente, juzgando que le
era suficiente, su bien ganado liderazgo para lograrlo, y en eso se equivocó, “erro
el tiro” al no informar adecuadamente a la población, e involucrarla en las
decisiones de lo que se aspiraba para mejorar la situación económica del
momento, además, menosprecio la tradicional manera venezolana de hacer política
(en la cual se destruye al adversario), sumando en contra también gran cantidad
de intereses políticos propios de la mezquindad de la democracia de partidos que aún hoy perdura, todas estas variables juntas, dieron al traste con el mejor
intento de cambios políticos y económicos que hemos visto en los últimos
tiempos.
Hoy, cien años después de su nacimiento, los
venezolanos nos encontramos inmersos en una perturbación política mayor que
parece no tener fin, sin embargo, haciendo honor a su reciedumbre y energía, los
tachirenses retomamos e impulsamos con fuerza su pensamiento, ”Venezuela
debe cambiar y debe ser pronto”, y desde esta provincia emerge con
vigorosa fuerza una Propuesta Estado, que día a día está conquistando más y más
venezolanos y cuyo norte es lograr un país federal moderno, descentralizado,
que a través de una Democracia Parlamentaria con poder limitado, corrigiendo
los errores del pasado, ofrezca una mejor calidad de vida a todos los
venezolanos.
Finalizando este escrito en reconocimiento y recordando al amigo y paisano CAP
en su centenario, me llega la información de un nuevo intento de plagio por
parte del alacranato nacional, esta vez, solicitando voluntarios para impulsar
nuestro Proyecto Estado desde un aviso cuyo contenido y número de teléfono inicial
es el mío, pero los demás nombres y teléfonos son de los alacranes ya conocidos
ampliamente por los venezolanos, ante la nueva vileza – recordé la famosa
expresión “Los perros Ladran Sancho, señal de que cabalgamos”
Solo nos queda un ejemplo a seguir resumido en su
famosa frase: Manos a la obra.
Luis “Balo” Farías
La Rebelión de las Regiones Somos Todos