Libro Digital La Rebelión de las regiones

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domingo, 6 de diciembre de 2020

EL DESARROLLO AGROPECUARIO “SE SIEMBRA” CON LA PROPIEDAD DE LA TIERRA por Luis “Balo” Farías

Los modelos de Economía son decisivos porque de sus estructuras y modos de funcionamiento depende la producción y distribución de los bienes de consumo, la fuente de las finanzas públicas, quien y como se las administra y distribuye y, como se adjudica la propiedad y el acceso a los recursos productivos.

Los modelos de Economía se clasifican según dos criterios básicos: la propiedad de los recursos y la forma de asignarlos.

La clasificación basada en la propiedad se aplica tanto al capital como al trabajo; distingue entre modelos en los cuales la propiedad es individual, grupal o colectiva.

Si la propiedad del capital es estatal, se habla de “socialismo”, si es privada, de “capitalismo”.

En los modelos económicos centralizados estadales de “planificación central” o regulados, se restringe por vías de hecho o de derecho o por ambos el libre desenvolvimiento de las actividades económicas.

El Estado lo es y controla todo: el mercado de capitales y de bienes y servicios, la responsabilidad civil ligada con la actividad económica y el precio de la moneda. Así ocurre en Venezuela y miren donde vamos.

Los elementos que caracterizan el modelo de Estado Federal de Poder Descentralizado con economía privada, multivalente, poliproductora y de libre mercado define derechos de propiedad y criterios para transferirlos o para crear derechos personales basados directa o indirectamente en tales derechos de propiedad.

Resulta exasperante tomarle el pulso a la historia venezolana y constatar que estamos atrapados en una red mitológica que no nos deja ver las cosas en su cruda esencia. La propiedad de la tierra definía la propiedad  del oro y la plata del subsuelo que “pertenecía al rey Carlos III” (perdón al Estado)

El elemento central de esa red, se agravo desde los inicios de 1900, con el petróleo existente en el subsuelo, giramos alrededor de este eje y no encontramos como deshacernos de su influjo.

Desde entonces, alrededor del oro negro ha girado todo el sistema nacional, para bien y para mal.

Todos los sueños populistas y demagógicos del siglo XX, y los delirios de la actualidad, han estado insuflados por el chorro de petróleo que brota de los yacimientos.

Sin embargo, "Ya el petróleo es un commodity en decadencia. El mundo desarrollado corporativo está promoviendo mensajes que dicen que la energía de los hidrocarburos, ya para 2040, tendrá competencia del 60% de energías sustitutivas.

Pero realmente todo el mal viene de muy atrás. El centralismo colonial, en Venezuela, formó una acción social dañina para el desarrollo.

Heredamos los valores de la conducta, bajo el modelo del centralismo del poder, y allí se pierde toda jerarquía y todos los niveles de análisis y entonces, la integración social no se da; queda dispersa como estamos hoy en dia.

El centralismo colonial heredado  no va a poder darle a los Estados región, nunca, un situado que permita elaborar un presupuesto público, acorde a las necesidades del desarrollo integral. Y con el simplismo del “solo-yo-lo-sé”, no se edifica el desarrollo. El desarrollo es un concepto que se ancla en las ideas con pensamiento de calidad y propio.

La teoría doctrinal indica que los países, para su desarrollo, deben "tratar de suprimir las importaciones y perfeccionar el conocimiento industrial".


 

En tal caso, el “Estado” debe ser un impulsor de calidad progresiva, con políticas estables a través de la descentralización de la economía primaria

Sin duda alguna, los medios de producción los pone el hombre. La sociedad civil organizada (en este caso agropecuaria) tiene un único rol: desarrollar al Estado, transformando las riquezas naturales que posee en sus tierras y ambientes tropicales.

La propiedad plena de la tierra “entonces” debe estar en manos de los campesinos venezolanos y por tanto debemos derogar con carácter constitucional la disposición de Carlos III y  dar la propiedad plena del suelo y el subsuelo a los productores agropecuarios venezolanos.

Así podrán asistir a la banca y en concordancia con las casas de estudios, realizar todas las actividades inherentes a la mejora de los pensum de estudio para mejorar la productividad de sus unidades de producción de acuerdo a las particulares condiciones ambientales y geoestratégicas de cada rubro en cada región y así mismo sucederá con todas las actividades que genera la propiedad en pleno uso, llámense empresariales,  industriales, turísticas etc.

Otra Venezuela es posible y la vamos a lograr.

 

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