domingo, 11 de julio de 2021

El parlamentarismo, Un nuevo régimen político para Venezuela (tomado de encarte del libro La Rebelión de las regiones Somos todos)

Hay que considerar la posibilidad de proponer al país una nueva visión de futuro para la democracia venezolana. 

Además de formular una propuesta política unitaria y detallada en el corto plazo y de insistir en el respeto a la Constitución de 1999, es necesario plantear una renovada concepción de la democracia. Los ciudadanos, al mismo tiempo de preocuparse por el presente, exigen conocer hacia dónde se dirige la vida nacional. Nos preguntamos: ¿cuál es la visión de futuro que se puede ofrecer a los venezolanos? La respuesta es proponer cambiar el actual sistema político presidencial por un régimen parlamentario, que ponga a los venezolanos a vibrar con la idea de una profunda renovación democrática y que permita enrumbar la vida política por un camino seguro, estable y exitoso.

El parlamentarismo, como visión de futuro para la democracia, puede tener una gran penetración social y ciudadana, tanto en el mundo popular venezolano como en vastos sectores de la clase media. Para el mundo popular el parlamentarismo significaría la profundización de la democracia representativa, la idea del pueblo ejerciendo el poder político en una legítima asamblea representativa, la discusión, el debate, la dirección colectiva del gobierno y de los asuntos públicos. Para la clase media el parlamentarismo significaría, además, disminuir significativamente la presencia del personalismo, del caudillismo y de los cogollos en la vida política. Y, para el conjunto de la sociedad, el parlamentarismo sería el instrumento institucional para hacer realidad el Estado Democrático y Social de Derecho y Justicia previsto en la Constitución, y, muy importante, el instrumento que permitiría darle sostenibilidad política al modelo de economía social de mercado, también previsto en la Constitución.


Nosotros nos hemos apartado de la manera como han reaccionado otros países de América Latina, cuando han enfrentado dificultades y trastornos políticos similares a las nuestros y que han desembocado en guerras civiles y en crueles dictaduras militares. Los demócratas de este país, a pesar de las dificultades, estamos luchando para que en Venezuela no se reproduzca la violencia política que ha caracterizado nuestra historia y la de América Latina. Con una manera muy nuestra del comportamiento político, a la venezolana, se está tratando de evitar entrar en una etapa de violencia y terror, por ello, es necesaria una visión de futuro que funcione como estrategia para salir de la situación política en que nos encontramos y al mismo tiempo evitar la violencia. Las dos cosas van unidas, una no puede funcionar sin la otra, ya que, el futuro que queremos es la clave para salir de la dramática situación actual. Es necesario, pues, producir un cambio trascendental de nuestras instituciones políticas, que le dé un giro a la historia nacional, que impida que la violencia se desate en esta tierra y que permita que nuestro pueblo pueda, de nuevo, confiar en las instituciones y rencontrarse con la democracia.


Este pueblo venezolano tiene un conjunto de elementos básicos de cultura democrática que han tratado de destruir durante años con un discurso de odio, calumnia, engaño y mentira. A pesar ello, medio país está sordo ante los incesantes llamados para acabar con la democracia y la libertad. Sin embargo, la otra mitad del pueblo ha ido perdiendo la confianza en la democracia, debido a una epidemia de autoritarismo y corrupción que se ha ido extendiendo, producto de las difíciles y confusas circunstancias de una estructura política autoritaria presidencial que se ha incrustado dentro de la democracia. Quienes nos gobiernan constituyen un grupo que se hizo con el poder en medio de unas situaciones históricas y políticas determinadas y se mantienen en el poder con un comportamiento autoritario, con un desenfrenado populismo que maneja de manera irresponsable el gasto público para manipular al pueblo y con un amañado respaldo electoral. Se ha generado un deterioro de la fortaleza democrática de nuestro pueblo y esa realidad necesita un cambio.


Cambiar la democracia

La intención de esta propuesta es proponer un cambio en nuestra democracia, que salgamos del régimen político presidencial para convertir a Venezuela en una democracia parlamentaria. Debemos aprovechar que nuestro pueblo tiene una inmensa potencialidad de cambio, mucho más de lo que se puede imaginar, pues en las profundidades del pueblo corre una sensibilidad democrática que debemos rescatar y consolidar.


Una parte del material de nobleza, esperanza y fuerza de la que está hecha el alma democrática del venezolano se ha perdido y hay que proponer recuperar la democracia y abordar una nueva visión de lo que podemos hacer con ella. También hay que estar conscientes de que se ha producido un crecimiento colectivo de las exigencias y demandas democráticas, tenemos como pueblo una edad biológica e histórica que pide un cambio y que exige otro tipo de democracia, otras instituciones de gobierno y una nueva manera de ejercer el poder. Si atendemos adecuadamente este reclamo de los ciudadanos, el problema político y los demás aspectos de la crisis nacional se van a ir resolviendo poco a poco, pues pueden ser englobados en una rúbrica común que las abarque a todas, a pesar de sus diferencias.


Hay que decirlo con claridad: tenemos un severo problema de régimen y sistema político y de cómo hemos organizado el ejercicio del poder; el presidencialismo colapsó y se encuentra caóticamente en su fase terminal. Este es el problema de fondo que tenemos que atender como sociedad política. Por ello, debe proponerse una nueva manera de ejercer el poder, una forma distinta de organizar los elementos institucionales, jurídicos y de hecho en el ejercicio del poder en Venezuela. Se debe instaurar una nueva y más democrática relación entre los ciudadanos y el poder político. Se debe seguir diciendo con claridad: El sistema presidencial de gobierno ya no funciona y debemos cambiar a una democracia parlamentaria. Debemos cambiar nuestro sistema político, para que lleguemos a ser, otra vez, la primera, la más moderna y envidiada de las democracias de América Latina.


La democracia parlamentaria

En las actuales circunstancias, el momento es oportuno para proponer el cambio de nuestro sistema político, no solo, como una alternativa frente al autoritarismo que nos gobierna, sino porque es necesario un cambio de fondo como sociedad política.


Estas reflexiones, la argumentación y nuestras convicciones se fundamentan en sólidos trabajos producidos por la ciencia social y política venezolana. Nuestra apreciación de los hechos sobre el terreno, la experiencia y la percepción de muchos venezolanos dicen que debemos dar este paso histórico y necesario. Y como jurista, la reflexión sobre Venezuela y su pueblo me permiten comprender que es necesario cambiar nuestra democracia desde una perspectiva institucional. Por lo que, creo, se debe reunir, en un mismo momento, reflexión y acción, al proponer cambiar nuestro sistema político y avanzar hacia una democracia parlamentaria.


Desde hace años este tema ha formado parte de nuestras reflexiones, pero, si bien, este debate sobre la necesidad de cambiar el régimen político no ha salido a la calle, al pueblo sí le interesa y ese es mi nuestro fuerte. Porque hemos llegado a un tal extremo de la crisis política y se ha alargado de tal manera el conflicto de gobernabilidad, que sería irresponsable no seguir planteando el problema de la crisis del sistema presidencial venezolano y la necesidad de un cambio a una democracia parlamentaria. Así como el pueblo sale a la calle a exigir sus derechos y a defender la democracia, el debate sobre el cambio de sistema político también debe salir a la calle.


Estamos convencidos de que, si debatimos públicamente la idea, la propuesta será acogida y recibirá el apoyo mayoritario del pueblo. Esta idea puede ser rápidamente comprendida y asimilada por la clase media y por el mundo popular venezolano. Este aspecto es crucial, pues si bien la clase media y el mundo popular no conocen otra cosa que el sistema presidencial, hay un sentimiento general favorable a que la democracia cambie, mejore y se modernice. La gran mayoría de los venezolanos están ansiosos de un cambio político que el presidencialismo no les puede ofrecer, mientras que pueden encontrar el nuevo rumbo que andan buscando desde hace mucho tiempo con la democracia parlamentaria. No es difícil pensar que cuando se conozca en qué consiste el parlamentarismo, probablemente recibirá un apoyo mayoritario, definitivo, entusiasta y multitudinario del pueblo venezolano.


Muchas veces he escuchado decir que al venezolano le gusta el presidencialismo, que le gusta seguir un hombre a caballo. Yo pienso que esto ya no es así. Importantes estudios sobre el mundo popular venezolano, llevados a cabo por el distinguido profesor Alejandro Moreno Olmedo de la Universidad de Carabobo, indican otra cosa: que el venezolano es propicio a la vida política colectiva, a la decisión en asamblea, a sentir su identidad en los términos de una relación familiar. La estructura de la familia popular venezolana refleja una determinada forma de organización social y, por ello, estoy convencido de que el venezolano se adaptaría con facilidad, como ocurre en la trama popular, a la democracia parlamentaria como organización política colectiva.


Venezuela puede llegar a ser una gran democracia parlamentaria como España, Italia o Portugal, para mencionar países con estrecha raigambre en nuestra idiosincrasia y, también como Bélgica, Alemania o Reino Unido, o como la mayoría de naciones del mundo desarrollado y occidental. Tenemos todas las posibilidades y recursos para ser una democracia avanzada, de primer mundo, nada nos lo impide, y donde el protagonista fundamental sea el pueblo en asamblea.


Seguiremos conversando del tema, por lo pronto, ayúdanos a divulgar este articulo de opinión y su vídeo anexo y recuerda que esta semana estará nuestro libro en AMAZON para que lo adquieras, lo leas, analices y recomiendes.

Este escrito es propiedad intelectual del Dr Amando Betancourt y pertenece al encarte dentro del libro LRdlRST.


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