Hubo un momento en la práctica gerencial del siglo pasado en el cual los ejecutivos y consultores de negocios, ante la duda de qué camino y estrategia seguir por la situación de incertidumbre que presentaba el entorno donde se desenvolvía la empresa, se hacían a sí mismos la siguiente pregunta: ¿en qué negocio estamos?
Pienso
que esa misma pregunta, por supuesto hecha desde una perspectiva
diferente, debemos hacérnosla ante la incertidumbre que le ha generado a
los venezolanos la decisión de la MUD de ir al RR “a como de lugar” a
sabiendas de cuál puede ser el probable resultado de recoger el 20% de
las manifestaciones de voluntad en las condiciones inconstitucionales y
perversas del régimen.
Lo
primero que debo señalar es que la MUD y la Alianza Nacional
Constituyente estamos en “negocios” diferentes. En la ANC no estamos en
el “negocio” de “sacar” a Maduro o a quien sea del gobierno. ¿Les parece
sorprendente? En la ANC estamos en el “negocio” de transformar el
sistema político venezolano, con la consiguiente discusión profunda del
sistema que debería tener Venezuela para encarar los retos actuales y
futuros de las próximas generaciones, aunque eso –y es
necesario remarcar el “aunque”- signifique la remoción de los Poderes
Públicos, incluyendo a Maduro al momento de instalarse una Asamblea
Nacional Constituyente. Esto es, inmediatamente… ¿Ven la diferencia? Bastante apreciable.
Se
entiende entonces que la MUD como grupo de partidos políticos pretenda
seguir en el juego, aplicando mecanismos que nosotros podamos considerar
descabellados y poco ortodoxos, generando dudas e incertidumbre en
quienes nos siguen. Y la aclaratoria es que ambos estamos en “negocios”
diferentes.
Desde
la perspectiva de un grupo de partidos políticos que no se pasean por
la idea de cambiar la forma en que se ha hecho política en Venezuela
desde los últimos casi 60 años, puedo entender que se pretenda llevar a
la población a ese RR en un acto de “heroísmo” como el de la película
“300”, que relata el acto épico trascendental de la Batalla de las
Termópilas. Valiente, épico, heroico, pero igualmente suicida.
En
la dinámica que lleva el tema, la MUD tal vez esté obligada hacerlo,
porque de acuerdo a esa visión del mundo, su “negocio” es sacar a Maduro
(pero con nuestro sacrificio), para luego continuar en el ejercicio
político “as usual”, tal y como lo han llevado quienes manejan los
partidos políticos desde que Venezuela inauguró la era democrática.
Están en su negocio. Pero ese no es nuestro negocio. Y es precisamente
lo que no queremos para Venezuela: volver a esa política “as usual” que
tanto daño le causó al país y que trajo como lluvia estos lodos en los
que perecemos ahora.
Nuestro
“negocio” o mejor dicho, el “negocio” del movimiento Constituyente que
impulsamos un grupo de venezolanos en todo el país, es llevar de
principio a fin la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente de
carácter Originario. Eso conlleva a explicar a mucha gente, convencer,
buscar aliados de nuestra tesis en comunidades, gremios, universidades,
academias, estudiantes, partidos políticos (grandes y pequeños), y en
general a todos los venezolanos que deseen oír, para que nos ayuden en
esta cruzada de divulgación de nuestro Proyecto Constituyente y cómo lo
llevaríamos a cabo.
Eso
comienza por entender que los problemas de Venezuela no terminan con la
finalización del régimen de Nicolás Maduro –absolutamente necesario- y
que hay que discutir cómo recomponer el país con una nueva propuesta que
le de esperanza a millones de venezolanos, de que si es posible una
Venezuela diferente. Esta propuesta fue presentada a la consideración
del país desde hace más de 12 años, y fue denominada Proyecto País
Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (pueden descargar la versión
digital en http:// proyectopaisviaconstituyente. blogspot.com/).
Recientemente,
y a raíz de la profundización de la crisis política en Venezuela,
fundamos la Alianza Nacional Constituyente, un movimiento de
movimientos, para hacer efectiva esta propuesta de discusión del
Proyecto País Venezuela, que le diera una organización a nivel nacional,
una metodología y una hoja de ruta que efectivamente nos lleve a la
convocatoria del Poder Constituyente Originario (ver http://ancoficial.blogspot. com/).
De
manera pues que al estar en “negocios” diferentes, mal se pudiera
concluir que estamos “dividiendo a la oposición” con una propuesta como
esta. Al contrario, las propuestas serían complementarias en el
entendido de que es absolutamente necesaria la salida del régimen con la
convocatoria del Poder Constituyente Originario, exista o no un
Referendo Revocatorio exitoso en Venezuela. Y los factores opositores
deberían entender que la propuesta no les afecta negativamente, salvo a
aquellos que entienden la política como una manera de vivir del Estado y
de aprovechar la chequera de la Nación cuando ejercen funciones de
gobierno.
Nuestro
planteamiento entonces se basa en que la sustitución del régimen de
Nicolás Maduro sea por una decisión del pueblo legítimamente
representado en una Asamblea Nacional Constituyente, que le de piso
político a un Gobierno de Transición acordado en su seno
constitucionalmente, y a la vez reordenar el sistema político para
refundar con reconciliación y entre todos a este país roto por una
dictadura. Ese es nuestro “negocio”. El otro “negocio” luce “más fácil”
pero tiene un costo escondido para el venezolano sumamente alto. Tanto,
que podríamos repetir la experiencia de Maduro a la vuelta de la
esquina.
Habiendo
dicho lo anterior, es lógico pensar que este Proyecto tenga enemigos
–abiertos y encubiertos- que no desean bajo ningún concepto un cambio
estructural en la manera de concebir la política en Venezuela. Ningún
Jefe de Partido que entienda la política de la manera tradicional
aceptaría no poder controlar a los jueces del Tribunal Supremo de
Justicia, o no tener decisión sobre enviarle o no los recursos a un
Gobernador que no siga las líneas del partido, o que los Alcaldes
manejen su propio presupuesto de una manera autónoma, percibiendo por
derecho y por construcción constitucional el 100% de los recursos que
necesita para darle calidad de vida a sus comunidades a lo largo y ancho
de Venezuela.
No
puede caerle bien a un Alcalde de Caracas, formado en la manera
tradicional de hacer política, y que ha manejado toda la vida el
presupuesto de 2 millones de habitantes, que su Alcaldía se dividirá en
22 Municipios autónomos porque sus Parroquias se convertirán en
Municipios por decisión de una Constituyente.
No
podría caerle bien a un nuevo Presidente de la República, formado en la
manera tradicional de hacer política, que ahora no manejará los
ascensos militares ni tendrá el poder de regalar nuestro dinero a quien
le de la gana, sin pasar por una Cámara del Senado, compuesta por los
representantes legítimos de los Estados. No podría caerle bien a ningún
Jefe de Partido no decidir a “quien poner” de candidatos a diputados
para el Congreso en cualquiera de los Estados, porque ahora eso saldría,
en una autonomía federal ganada en una Constituyente, de la decisión
del pueblo de esos mismos Estados.
Entonces,
nuestro “negocio” no es sacar a Maduro, es cortar la manera de fabricar
“Maduros” o tiranos para el futuro. ¿Menuda diferencia, no? Ojalá que
el pueblo de Venezuela se meta pronto en nuestro “negocio”, porque así
no tendríamos que estar discutiendo si vamos o no a firmar por un RR,
defendiendo el “negocio” de la MUD, por culpa de la decisión
inconstitucional de unas funcionarias que defienden un régimen. Si todo
el mundo se metiera en nuestro “negocio”, ya tuviéramos las firmas
necesarias para lograr inmediatamente que eso no pase nunca más…